sábado, 24 de octubre de 2009

Capitulo #15
Los Cullen
Parte 2


Cuando conduje fuera del centro del pueblo comprendí que no tenía ni idea de dónde vivía. Cruzamos el puente sobre el río Calwah, donde la carretera se desviaba hacia el Norte. Las casas que aparecían de forma intermitente al pasar se encontraban cada vez más alejadas de la carretera, y eran de mayor tamaño. Luego sobrepasamos otro núcleo de edificios antes de dirigirnos al bosque neblinoso. Ella me indicaba, aun enfadada, la dirección y yo no hacía nada más que obedecer, por último me indico que girara hacia un camino no pavimentado. No estaba señalizado y apenas era visible entre los helechos gigantes. El bosque, serpenteante entre los centenarios árboles, invadía a ambos lados el sendero hasta tal punto que sólo era distinguible a pocos metros de distancia.
Luego, a escasos kilómetros, los árboles se dispersaron y de repente nos encontramos en una pequeña pradera, ¿o jardín? Sin embargo, se mantenía la penumbra del bosque; no remitió debido a que las inmensas ramas de seis cedros primigenios daban sombra a todo un acre de tierra. La sombra de los imponentes árboles protegía los muros de la casa que se erguía entre ellos, dejando sin justificación alguna el profundo porche que rodeaba el primer piso.
No tenía la mínima idea de que cosa encontrarme, pero definitivamente no era aquello. La casa, de unos cien años de antigüedad, era atemporal y elegante, clásica para ser más específicos. Mi monovolumen era el único coche a la vista. Podía escuchar fluir el río cerca de allí, oculto en la penumbra del bosque.
— ¡Guau! —dije asombrado.
— ¿Te gusta? —preguntó tímidamente.
—Me encanta.
Me acaricio el rostro y se acerco hacia mí. No quería otro ataque así que me baje inesperadamente del monovolumen y me dirigí hacia la otra puerta.
Luego, cuando le abrí la puerta, ella me preguntó.
— ¿Listo?
—No... ¡Larguémonos de aquí!
Me reí por la forma en la que dije eso. Me acomode el cuello del polo.
—Luces completamente perfecto.
La tome de la mano de forma casual, sin pensarlo. Ella me sonrió tiernamente.
Caminamos hacia el porche a la densa sombra de los árboles. Sabía que notaba mi tensión. Ella solo se apoyo sobe mi hombro sin decir nada.
Me abrió la puerta.
El interior era aún más sorprendente y menos predecible que el exterior. Era muy luminoso, muy espacioso y muy grande. Lo más posible es que originariamente hubiera estado dividido en varias habitaciones, pero habían hecho desaparecer los tabiques para conseguir un espacio más amplio. El muro trasero, orientado hacia el sur, había sido totalmente reemplazado por una vidriera y más allá de los cedros, el jardín, desprovisto de árboles, se estiraba hasta alcanzar el ancho río. Una maciza escalera de caracol dominaba la parte oriental de la estancia. Las paredes, el alto techo de vigas, los suelos de madera y las gruesas alfombras eran todos de diferentes tonalidades de blanco. Sinceramente hermoso.
Los padres de Bella nos aguardaban para recibirnos a la izquierda de la entrada, sobre un altillo del suelo, en el que descansaba un espectacular piano de cola. Era simplemente exquisito.
Había visto antes al doctor Cullen, era joven y no lucia mayor de treinta. Presumí que quien estaba a su lado era Esme, la única a la que no había visto con anterioridad. Era hermosa e irradiaba bondad y amor. Había algo en ella, era como si ya la hubiera conocido, pero aquello era imposible. Ambos vestían de manera informal, con colores claros que encajaban con el interior de la casa. Me sonrieron en señal de bienvenida, pero ninguno hizo ademán de acercarse a nosotros en lo que supuse era un intento de no asustarme. La voz de Bella rompió el breve lapso de silencio.
—Carlisle, Esme, les presento a Edward.
—Bienvenido, Edward.
El paso de Carlisle fue comedido y cuidadoso cuando se acercó a mí. Alzó una mano con timidez y me adelanté un paso para estrechársela. Estaba heladísima. Era un tempano de hielo.
—Un gusto verle de nuevo, doctor Cullen.
—Llámame Carlisle, por favor. Ahora somos familia.
Le sonreí familiarmente con una repentina confianza que me sorprendió. Noté el alivio de Bella, que seguía a mi lado.
Esme sonrió y avanzó un paso para alcanzar mi mano. El apretón de su fría mano, dura como la piedra, era tal y como yo esperaba. Todo lo contrario a la piel de Bella.
—No sabes cuánto me alegro de conocerte al fin Edward —dijo con sinceridad.
—Gracias. Yo también me alegro mucho.
Y ahí estaba yo. Toda esta situación era irreal.
— ¿Y Alice y Jasper? —preguntó Bella, nadie tuvo ocasión de responder, ya que ambos aparecieron en ese momento en lo alto de las amplias escaleras.
— ¡Hola, Bella! —la saludó Alice con un desbordante entusiasmo. Yupiii ¡¡Lo intuí!! Sabía que algún día vendrías a visitarnos.
Echó a correr escaleras abajo, y cuando estuvo delante de mi me abrazo para mi sorpresa y sorpresa de todos. Esme y Carlisle le lanzaron sendas miradas de aviso y enojo, pero a mí me agradó. Después de todo a Alice y a mí nos unía algo más que Bella, nos unía un secreto.
—Hola, Edward —dijo Alice depositando un beso en mi mejilla. Estoy enfadada ya no puedo ver tu porvenir y eso me pone en desventaja, pero espero que tú seas discreto con mis pensamientos.
Si Carlisle y Esme habían parecido antes muy cautos, ahora se mostraron estupefactos, casi con la boca abierta
Dios…le dije a Alice que se comportara….nunca me hace caso….ese era Carlisle
Alice…Alice, nunca va a cambiar….pensó Esme.
—Hola Alice—dije moviendo levemente la cabeza al escuchar los pensamientos de Esme Y Carlisle.
Me sorprendió percatarme de que Bella, a mi lado le tiro una mirada envenenada a la pobre Alice. Le acaricie la mamo para tranquilizarla, pero no lo conseguí.
—Ummm Edward… Hueles bien —me alabó despeinándome el cabello—, hasta ahora no me había dado cuenta. Lo siento solo estoy jugando un poco… quiero ver que tan celosa es mi hermanita. Jeje… espero y no te moleste.
Carraspee la garganta y me apegue un poco más hacia Bella. Aquello me puso bastante nervioso.
Nadie más parecía saber qué decir cuando Jasper se presentó allí. Diablos…el tipo sí que era alto. Sentí una sensación de alivio y de repente me encontré muy a gusto a pesar de la incomoda situación. Bella miró fijamente a Jasper, enarcó una ceja y emitió un gruñido por lo bajo. Entonces recordé lo que éste era capaz de hacer.
—Hola, Edward—me saludó Jasper. Mierda…huele genial…contrólate Jasper…contrólate… no puedes…no…Bella jamás te lo perdonaría. Pero…si tan solo…no, claro que no…Jasper se fuerte…se fuerte.
Mantuvo la distancia. Y yo me tense de inmediato al escuchar sus pensamientos.
—Esto… Hola, Jasper —le dije con timidez, y luego a los demás, antes de añadir como fórmula de cortesía—Me alegro de conoceros a todos... Y debo añadir que su casa es absolutamente magnifica.
—Muchas gracias —contestó alegremente Esme—. Estamos encantados de que hayas venido a visitarnos al fin, Bella habla tanto de ti. es mas nunca para de hacerlo.
—Esme por favor—dijo casi a gritos Bella avergonzada.
Me reí por lo bajo, Bella y todos los demás se dieron cuenta entonces ella escondió su cara entre mi pecho susurrándome algo que no logre entender. Caí en la cuenta de que no se veía por ninguna parte a Rosalie y a Emmett. Recordé entonces la negativa demasiado inocente de Bella cuando le pregunté si no les agradaba a todos.
Miré hacia otro lado, intentando ser amable y no escuchar ningún pensamiento, mis ojos vagaron de nuevo hacia el hermoso instrumento que había sobre la tarima al lado de la puerta. Súbitamente recordé una fantasía de mi niñez, según la cual, compraría un gran piano de cola a mi madre si alguna vez me tocaba la lotería. Mi madre no era una buena pianista pero me encantaba verla tocar. Se la veía feliz, absorta, entonces me parecía un ser nuevo y misterioso, alguien diferente a la persona a quien daba por hecho que conocía. Me hizo tomar clases, obviamente, con el pretexto de que yo debía ser alguien en la vida, y superarla a ella en todo. Y así lo hice. Me convertí en casi todo un profesional cuando tenía 14 años.
Esme se percató inmediatamente de mi atención y, señalando el piano con un movimiento de cabeza, me preguntó:
— ¿Tocas Edward?
Asentí con la cabeza.
—Si…no lo hago tan mal. Su piano es… Es tan hermoso... ¿Es suyo?
—No —se rió—.Es de Rosalie, pero ¿No te ha dicho Bella que amo la música?
—No —dije antes de mirarle y sonreírle—. A mí también me encanta la música.
Esme me devolvió la sonrisa.
—Bella sabe tocar el piano, ¿no? —le pregunte curiosamente.
Jasper se rió sin disimulo y Esme le dirigió una mirada de reprobación.
—Bella, cariño espero que no te hayas estado inventando atributos que no tienes —le riñó.
—No mucho…solo le he dicho que soy la persona más coordinada del mundo —Bella rió de buen grado, el rostro de Esme se suavizó al oírla.
—De hecho —rectifiqué—, Bella es muy modesta.
Jasper de nuevo rio sin disimulo a lo que Alice le dio un leve codazo.
—Bueno, Edward puedes tocar algo para nosotros, en esta casa nadie lo hace a excepción de Rosalie. —me animó Esme.
—Esme no creo que se lo apropiado —objetó Bella. —Ese piano es de Rosalie y ya sabes cómo se pone cuando tocamos sus cosas.
—Ah, vamos no creo que Rosalie se enoje demasiado Bella —le replicó. — ¿Te molestaría tocar algo para nosotros Edward?
— ¿Qué?... ah… no, a mi no me molestaría en lo absoluto —dije nerviosamente.
—Entonces hazlo.
Esme me guio hacia el piano y seguidamente Bella se acerco a ella y murmuraron algo que no pude captar.
Ambos nos sentamos en el hermoso silloncito. Dios este piano dejaba a mi piano como un pedazo inservible de madera. Era simplemente hermoso.
Mis dedos revolotearon rápidamente sobre las teclas de marfil, empecé a tocar algo que hacía una semana se me había ocurrido, la canción estaba inspirada en alguien con la cual había soñado noches atrás. Que extrañamente no era Bella. Bella quedo absolutamente sorprendida al verme tocar, yo solo me reí casi silenciosamente. *(N.T la canción que toca Edward está inspirada en Tears on Love de Yiruma)
Bella me miró con amor mientras yo seguía tocando. Le guiñe un ojo:
— ¿Le gusta? —dije nerviosamente mirando hacia donde se encontraba Esme.
—Es absolutamente hermosa…jamás he escuchado nada parecido. Es preciosa…— ¿Tú has escrito esto? —dijo Esme aun maravillada.
Asentí.
—Bueno si le gusta, entonces es para usted, se la dedico. —dije sonriéndole.
—Oh Edward, gracias…nadie había hecho esto por mi jamás. Ni siquiera Rosalie ha hecho esto por mi… me alegra mucho que Bella haya encontrado a este muchacho. Me hubiera gustado que mi pequeño hubiera sido como él y que hubiera tenido aquel precioso rostro
—Me alegra que le guste. —dije esto y continúe tocando, Bella aun me miraba silenciosamente. Alegre y feliz por el gesto que tuve con Esme.
Cerró los ojos al tiempo que sacudía la cabeza.
— ¿Qué ocurre Bells?
—Me siento extremadamente insignificante Edward.
Baje el ritmo de la música, se hizo más pausada hasta transformarse en algo más suave y, para la sorpresa Bella, distinguió la canción que le había tarareado.
—Tú inspiraste ésta mi amor —dije en voz baja.
Ella se quedo sin palabras, entonces me di cuenta de que había apoyado la cabeza en mi hombro. Sentí unas gotas frías mojándome la camisa. Bella estaba llorando.
—Les gustas—dijo entre sollozos—. Sobre todo a Esme y Alice.
Eché un fugaz vistazo a mis espaldas, pero la enorme estancia se había quedado vacía.
— ¿Adónde han ido todos?
—Para mi alivio Edward, nos han concedido un poco de intimidad.
Suspiré.
—Mira se que les gusto, pero Rosalie y Emmett... —dejé la frase sin concluir.
Bella torció el gesto.
—No te preocupes por Rose —insistió con su persuasiva mirada—. Ella cambiara de opinión.
— ¿Y Emmett?
—Bueno, opina que soy una lunática, pero no tienen ningún problema contigo. Está intentando hacer entrar en razón a Rosalie.
— ¿Cuál es el problema de Rosalie? No creo haberle hecho nada —inquirí. Lo sabía perfectamente hasta lo había escuchado en los propios pensamientos de Rosalie, ella me odiaba.
Bella suspiró profundamente.
—Rosalie es una malvada… por naturaleza… está molesta porqué tu sabes el secreto de lo que somos, y además está un poco celosa.
— ¿Celos? —pregunté totalmente perplejo.
Como era que Rosalie, la reina de la belleza, iba tener celos de un humano tan tonto y loco como yo.
—Eres humano y uno muy atractivo por cierto —Bella se encogió de hombros—. Rosalie desearía ser humana y además de eso ella es algo… bueno demasiado vanidosa…le molesta que tú seas más atractivo que ella.
—Que ridiculez —musité algo enfadado—. Cambiando de tema… Jasper... parece que tampoco soy de su agrado.
—En realidad, eso es culpa mía —me explicó—. Ya te dije que era el que hace menos tiempo que está probando nuestra forma de vida. Le previne o más bien le exigí que NO SE TE ACERCARA.
Recordé instantáneamente los pensamientos tétricos de Jasper. La sangre del cuerpo se me helo. Pero lo disimule muy bien.
— ¿Y Esme y Carlisle...? —continué rápidamente para evitar que se diera cuenta.
—Ellos son muy felices de verme feliz. De hecho, a Esme no le preocuparía que tuvieras una apariencia repulsiva o que fueras deforme. Ella es la que ha estado más preocupada por mi ya que estaba demasiado solitaria y deprimida, según ella. Ahora es todo lo contrario. Se muere, literalmente, de la alegría cada vez que te abrazo.
—Alice… ¿siempre es así?
—Si… bueno Alice es genial pero a veces es… —murmuró con los labios repentinamente contraídos.
—Si lo he notado.
Se produjo un momento de comunicación sin palabras entre nosotros. Entonces mi mente me atosigo con una pregunta… ¿Qué era lo que Esme le había susurrado a Bella?
— Oye Bells ¿Qué te susurro Esme hace rato?
Se puso nerviosa.
—Te has dado cuenta, eres inteligente.
—Bueno eso ya lo sé. ¿Me vas a decir que te dijo?
Me miró con gesto pensativo durante unos segundos antes de responder.
—Quería informarme de ciertas noticias... aunque no sé aun si debo compartirlo contigo. Aunque sé que debo hacerlo.
—Hazlo, por favor. —dije usando todo el “poder” de mi mirada. Funcionó.
—Bueno…ahí va…durante los próximos días, tal vez semanas o que se yo, voy a estar pegada a ti como una garrapata. No quiero que pienses que soy una novia acosadora o demasiado asfixiante.
— ¿Qué sucede?
—En realidad nada. Alice acaba de «ver» que pronto vamos a tener visita.
— Ah, eso es bueno ¿no?
Meneo la cabeza y rio por lo bajo.
—Un beso por tus pensamientos—dije riéndome.
— ¡Es que ni siquiera tienes sentido de la supervivencia Edward! —murmuró—. Nada te asusta.
Dejé pasar el comentario y aparté la vista para que mis ojos recorrieran de nuevo la espaciosa estancia. Ella siguió la dirección de mi mirada.
—No esperabas esto, ¿verdad? —inquirió muy presuntuosamente.
—En realidad no —admití.
—No hay ataúdes ni cráneos apilados en los rincones. Ni siquiera creo que tengamos telarañas... ¡esto sí que debe ser decepcionante para ti! —prosiguió
Me reí de su broma.
—Esto es hermoso.
—Es el único lugar que tenemos para ser nosotros mismos.
Yo seguí tocando su canción hasta que tuve que hacerla llegar a su fin…mis dedos me dolían.
—Gracias —susurro contra mi hombro. Voltee mi rostro nuevamente para verla.
Entonces me di cuenta de que tenía los ojos anegados en lágrimas. Entonces un loco impulso me lleno, bese sus ojos y limpie sus lágrimas con mis mejillas. Entonces atrape una de sus lágrimas con mi dedo índice y sin pensarlo me la lleve a la boca. Ella me miro seductoramente y se mordió el labio inferior.
—Rico—dije sonriéndole. Y era enserio, sus lagrimas no eran las comunes lagrimas saladas, sus lagrimas sabían genial. Ella se ruborizo y me dijo:
— ¿Quieres ver el resto de la casa?
— ¿Nada de ataúdes? Prométemelo—me quise asegurar.
El sarcasmo de mi voz la hizo reír. Me tomó de la mano y me alejó del piano.
—Nada de ataúdes —me prometió.
Acaricié la suave y lisa barandilla con la mano mientras subíamos por la imponente escalera. En lo alto de la misma había un gran vestíbulo de paredes revestidas con paneles de madera color miel, el mismo que las tablas del suelo.
—La habitación algo desordenada de Rosalie y Emmett... El despacho de Carlisle, impecable obviamente. .. —Decía y hacía gestos con la mano conforme íbamos pasando delante de las puertas—. La habitación de Alice... creo que si hiciéramos un avaluó esta habitación sería la más cara.
—Si ya lo veo. — No sabía mucho de marcas, pero en si había visto a mi madre ahorrar durante casi un año completo para comprarse unas botas…creo la marca era Manolo Blahnik. Alice tenía cosas de esa marca a montones, cajas y cajas por toda su habitación.
—Es una Shopaholic de lo peor.
—Y eso que es señale apuntando a el ornamento que pendía del muro por encima de mi cabeza.
—Cosas de Carlisle. —me dijo mirando hacia aquel objeto.
—Me lo contaras luego ¿no? —dije mirándola profundamente hacia los ojos.
—Te lo prometo Edward—dijo acariciándome el rostro con sus suaves manos—es mas si quieres, el mismo no lo puedes contar.
—Esto…me da algo de pena…
—Vamos, amor tu eres Edward “el que no le tiene miedo a nada” Masen. —dijo susurrando en mi oído. Temblé al escuchar la palabra >amor<>

N.T. Espero que les haya gustado. Bueno el siguiente capi esperamos subirselos prontito chicas!!! espero que nos tengan paciencia ya que Ingrid esta en examenes y yo pues voy a estarlo:(
Me alegra saber que tenemos tantas seguidoras!! y tantas amigas que nos siguen por el c-box.
Chicas el capi que sigue es el de Carlisle...que dicen lo suprimimos o no?
Ahi me dejan sus sugerencias en el c-box...aunque yo creo que deberimos hacerlo, ya que hay partes muy importantes. Ya ustedes me dicen.

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