miércoles, 29 de julio de 2009

Capitulo #5 "Grupo Sanguineo"- Primera parte.

Capitulo # 5

“Grupo Sanguíneo”



Ni siquiera supe de que había sido la clase de literatura…aun seguía en shock. El profesor Masón se encontraba irritado por mi extraña actitud. Al termino de la clase el profesor no me quitaba el ojo de enzima.-Y yo que pensé que este era un buen chico…ya veo que lo malandrín* se le pega a todos algún día-

Al terminar la clase el profesor Masón se fue dando un portazo, ¿Es que nadie había prestado atención o qué?

Angela y yo caminamos hacia la clase de español, Angela era una persona agradable, se podía decir que de todo nuestro “grupo” Angela era la que mejor me caía. Estábamos platicando animadamente cuando oímos a alguien gritando nuestros nombres por detrás.

— ¡Edward, Angela esperen! —dijo Jessica agitada, pues al parecer había venido corriendo hacia nosotros.

—Shhh, Jess—le dijo Angela avergonzada—no tienes que venir hacia nosotros gritando como una loca. El tono en el que Angela hablo hizo que yo soltara una pequeña risa, y esto provoco el sonrojo exagerado de Jessica.

—Lo siento, es que Mike me venía siguiendo y no supe que mas podía hacer…—admitió ella.

—Jess, dejar un chico así como así es de muy mal gusto, y mira que te si tu me hicieras eso a mi yo no te volvería a dirigir la palabra nunca—la reprendí amistosamente mientras ella miraba hacia el suelo.

—Sí, lo sé…te prometo no volver a hacerlo…—si fueras tu…yo jamás te dejaría plantado. Jessica volvió a sonrojarse.

—Jess, Jess… que voy a hacer contigo—dije meneando la cabeza.

—Podrías invitarme a cenar o es mas podrías a acompañarnos a la playa este fin de semana. Aunque ya sabes es Mike el que está organizando el viaje…pero podemos llevar a un invitado, yo te escojo a ti—me dijo ella mientras me sujetaba del brazo ante la atenta mirada de Angela.

—Jess no se vale…eres una tramposa—dijo Angela al oído de Jessica. Lástima que ellas no sabían de lo fino que era mi oído. Eres una tramposa Jessica Stanley…sabias que yo lo iba a invitar.

— Y a mí que me importa—susurró Jessica.

—Chicas si no nos apresuramos la Profesora Ramírez nos va a poner falta—dije tratando de apaciguar los ánimos entre Jess y Angela.

En la entrada del salón nos encontramos con Mike que sorprendentemente había llegado antes que nosotros, Jessica agacho la cabeza… y miro hacia otra dirección y fingió estar platicando con Angela. Mike hizo como si no mirara a Jessica, prácticamente la ignoro y comenzó a hablar sobre la excursión a la playa, hablaba entusiasmado sobre el informe del tiempo para el fin de semana. Simulé interés, la verdad es que nunca me intereso mucho salir de camping y esas cosas. Lo único que me quedaba sería negarme a acompañarlos. Resultaría difícil; fuera como fuera Jessica no me permitiría decir un NO.

La clase paso sin inconvenientes…en sin la clase se me hizo aburrida, claro que pensé que debido al hecho que yo hablaba español con una fluidez sorprendente para alguien de mi edad. Me pase la clase entera pensando en ella. En Bella.

Resultaba difícil creer que las palabras de Bella y la forma en que me miraba no fueran fruto de mi imaginación. Tal vez sólo fuese un sueño muy convincente que confundía con la realidad. Que yo le gustara aquel ángel se me hacía cada vez más imposible de imaginar. La hora se me hizo interminable…me encontraba ansioso e impaciente… ¿y si todo lo que había pasado en el estacionamiento había sido nada más que un producto de mi extensa y fructífera imaginación? Me negaba a creer que hubiera sido así. Tenía que haber sido real.

Por eso estaba tan impaciente y asustado al entrar en la cafetería con Jessica y los otros. Le quería ver el rostro a Bella para verificar si volvía a ser la persona indiferente y frívola que se sentaba conmigo en Biología o, si por algún milagro, de verdad había oído lo que creía haber oído esa mañana. Jessica cotorreaba sin cesar sobre sus planes para el baile a pesar de que se le hacia muy molesto ir con Mike…chicas…fue lo único que pensé.

Un flujo de desencanto recorrió mi ser cuando de forma infalible miré a la mesa de los Cullen. Los otros cuatro hermanos estaban ahí, pero ella no.

¿Se habría ido su casa? ¿Fue todo un sueño o una alucinación? Decepcionando me puse a la cola detrás de Jessica. Había perdido el apetito y sólo compré una pequeña botella de jugo de limón. Únicamente quería sentarme y enfadarme conmigo mismo por hacerme tontas ilusiones.

—Isabella Cullen te vuelve a mirar —dijo Jessica en tono molesto; interrumpió mi distracción al pronunciar su nombre—. Me pregunto por qué se sienta sola hoy, eso es muy raro si me lo preguntas.

Volví bruscamente la cabeza y seguí la dirección de su mirada para ver a Bella, con su sonrisa dulce y tierna, que me observaba desde una mesa vacía en el extremo opuesto de la cafetería al que solía sentarse. Una vez atraída mi atención, alzó la mano para indicarme que la acompañara. Me guiñó el ojo cuando la miré incrédulo. Sentí que me mi boca estaba abierta y no mostraba noticias de volver a cerrarse.

— ¿Se refiere a ti?...maldita Isabella…por qué no te vas a sentar con tus raros hermanos y dejas a Edward en paz —preguntó Jessica con celos. El tono de ella era más molesto que otra cosa.

—Puede que necesite ayuda con los deberes de Biología…ya sabes, es que creo que es algo lenta para eso —musité para contentarla—. Eh, será mejor que vaya a ver qué quiere.

—Pero Edward…—murmuro Jessica reteniéndome del brazo cosa que me irrito en grado sumo.

—Vamos Jess, ni que Edward fuera de tu propiedad o algo parecido—intervino Mike. Le dedique una mirada de agradecimiento. Jessica solo soltó mi brazo bruscamente y me dejo libre.

Pude sentir cómo me miraba al alejarme. Su mirada me traspaso como una espada de doble filo, pero después de todo yo no era propiedad de Jessica. Ella no podía controlar con quien o con quien no salía. Al fin llegue a la mesa en donde se encontraba Bella.

Inseguro y nervioso, me quedé de pie detrás de la silla que había enfrente de Bella al llegar a su mesa. Me quede parado como idiota.

— ¿Qué no te vas a sentar? —me preguntó con una sonrisa. Estaba de buen humor…raro en ella pensé.

Lo hice de inmediato, contemplándola con precaución. Seguía sonriendo. Resultaba difícil concebir que existiera alguien tan hermosa. Ella debía de esperar que yo comentara algo…al ver que mi boca no se abriría suspiro con pesar y por fin conseguí decir:

—Esto es diferente. No sabes cuan diferente.

—Bueno— hizo una pausa y el resto de las palabras salieron de forma precipitada. —Decidí que ya no me preocuparía por nadie más que no fuera yo…y si esas decisiones me llevan al infierno, bueno ya tengo 17 ¿no? Tengo derecho a cometer errores…si eso me hace una mala persona me da igual.

Esperé a que dijera algo coherente. La mire de reojo y le sonreí…Transcurrieron unos segundos y después le indiqué:

—Sabes que no sé de qué demonios estás hablando ¿no?-dije y volví a sonreír

—Cierto —volvió dijo ella y cambió de tema—. Creo que tus amigos se han enojado conmigo por haberte raptado. En especial tu novia…es linda pero muy dominante si me lo preguntas—dijo y luego agacho la mirada.

—Sobrevivirán. Además no creo que a Jessica le importe—dije con un acentuado tono de diversión.

— ¿Siempre son así? —dijo ella ahora enojada mirando atrás de mí.

— ¿Qué? —dije sonriendo.

—Tus amigos y tu novia te están mirando—resopló.

Sentía los ojos de todos ellos clavados en mi espalda.

—No soy propiedad de ellos y menos de Jessica…sabes… ella no tiene por qué estar enojada. Además como tu dijiste soy tu prisionero, pero eso acabara cuando la hora de almuerzo acabe, así que te veras forzada a liberarme—dije con confianza, al parecer todo el nerviosismo en mi había desaparecido.

—Aunque es posible que no quiera liberarte —dijo con un brillo pícaro en sus ojos. Tragué saliva y se rió. —Pareces preocupado Edward... ¿será que te intimido?

—No —respondí, mi voz no me desengaño se mantuvo firme—. Más bien me sorprendes. ¿A qué se debe este cambio? Yo creí que me odiabas.

—Ya te lo dije... Me he hartado de permanecer lejos de ti, por lo que me he rendido. Seguía sonriendo, pero sus ojos de color marrón claro ahora estaban serios. Todo astibo de felicidad había desaparecido.

— ¿Cuándo me has dicho eso? —dije.

—Al parecer padeces de Alzheimer, Edward…se te olvida todo- dijo ella sonriendo.

—Sí. Eso me dicen todos…—dije—Bueno pero no te castigues tratarme mal no te hace mala persona…es mas siempre pensé que eras buena chica.

— ¿Sí?, pues ahora ya no voy a ser buena. Ahora voy a hacer lo que quiero, y que sea lo que tenga que ser.

Su sonrisa se desvaneció mientras se explicaba y el tono dulce de su voz se endureció.

—Y de nuevo no te capto la idea.

La seductora sonrisa reapareció. Ella me miro fijamente y se mordió el labio inferior…ohhh…eso si que la hacía más sexy de lo que ya era.

—Siempre digo demasiado cuando hablo contigo, ése es uno de los problemas. Soy demasiado parlanchina ¿no crees?

—No te preocupes... No me entero de nada…y hablando de parlanchines, ya lo habrás notado. Bienvenida a mi mundo —le repliqué secamente.

—Gracias por tu apoyo.

—Ya. Ahora seamos sinceros, ¿somos amigos ahora?

—Amigos... —meditó dubitativa.

—O no —musité temeroso.

Esbozó una amplia sonrisa.

—Bueno, supongo que podemos intentarlo, pero ahora te prevengo que no voy a ser una buena amiga para ti. En realidad no voy a ser de buena influencia y mucho menos de buena compañía.

El aviso oculto detrás de su sonrisa era real.

—Lo repites demasiado —recalqué al tiempo que mi mente vagaba por un mundo imaginario de ilusiones que no debían, por la seguridad de mi corazón, ser creadas. Aun así mantuve serena mi voz.

—Sí, porque no me escuchas Edward Masen. Sigo esperando que me creas. Si eres listo, me evitarás. Te lo advierto.

—Me parece que tú también te has formado tu propia opinión sobre mi mente preclara. Isabella, soy más astuto de lo que crees.

Cerré un poco mis ojos y ella sonrió disculpándose.

—En ese caso —me esforcé por resumir aquel confuso intercambio de frases—, hasta que yo sea “listo”... ¿Vamos a intentar ser amigos?...ya sabes por el bien de toda la clase.

—Eso parece casi correcto. Pero al parecer yo a la clase no le caigo muy bien que digamos.

Busqué con la mirada mis manos, en torno a la botella de limonada, sin saber qué hacer.

— ¿Qué pasa por tu mente ahora Masen? —preguntó con curiosidad.

Alcé la vista hasta esos profundos ojos marrones que me turbaban los sentidos y, como de costumbre, respondí la verdad:

—Intentaba averiguar qué eres. Ya sabes. Dije con la mirada gacha.

Su rostro se endureció de la rabia, pero consiguió mantener la sonrisa, no sin cierto esfuerzo.

— ¿Y has tenido fortuna en tus averiguaciones? —inquirió con desenvoltura.

—No demasiada…solo alguna que otra cosa —admití e hice un gesto con la mano.

Se rió entre dientes.

— ¿Qué teorías tienes?

Me sonrojé...ridículo pero cierto.

Durante el último mes había estado vacilando entre varios comics que había leído y varias películas se ciencia ficción sin casi nada de sentido. No había forma de admitir aquello eso solo lo tenía que saber yo y nadie más.

— ¿No me lo quieres decir? —preguntó, ladeando la cabeza con una sonrisa terriblemente tentadora y seductora.

Negué con la cabeza.

—Resulta demasiado vergonzoso hasta para mí.

—Eso es realmente frustrante, ya lo sabes —se quejó —Es de mala educación dejar a una dama con la duda ¿sabías, no?

—No —disentí rápidamente— no es frustrante en lo absoluto, al menos no para mí.

Hizo una mueca de disgusto. Ella me dio carta abierta para que me exprese así que no iba a desaprovecharlo.

—Además sabes que es frustrante- dije, ella quiso abrir la boca para objetar algo, pero yo inmediatamente comencé a hablar de nuevo—Lo frustrante es que te dejen impaciente esperando una respuesta que nunca iba a llegar y que después de un mes sin saber noticias de la supuesta persona “confiable”…esa persona vuelve y me dice o más bien me obliga a que le diga las teorías que tengo acerca de lo que pasó aquel día, yo me niego…y luego esa persona me dice que le resulta “frustrante” no saberlo…por favor.

—Tienes un poquito de mal genio, ¿verdad?- dijo ella sarcásticamente.

—Lo herede de mi madre.

Nos contemplamos el uno al otro sin sonreír.

Volvió a mirar por encima de mi hombro y se rió.

— ¿Qué? — dije a un molesto.

—Tu novia…parece que me va a comer viva…no te preocupes si me encuentras muerta en el baño de chicas— soltó una risa.

—Sabes que no se dé quien me hablas, que yo sepa llegué soltero a Forks y soltero aun sigo.

—Bueno…eso no lo sabía…espera tomare el dato—respondió ella fingiendo que lo anotaba en su mano. Bella se hacia la graciosa.

—Ja…ja…ja- dije fingiendo muy mal una risa.

—Sabes que fue gracioso.

—Oye te puedo hacer una pregunta sin que te molestes— solté, si no se lo decía ahora no lo iba a hacer nunca.

—Claro—respondió ella.

— ¿Cuándo decidas no hablarme de nuevo me lo podrías decir o que se yo…mandarme una nota o un mensaje de texto? —dije finalmente.

—Eso me parece muy justo. Solo a cambio de que tú me digas unas de tus teorías.

—Está bien—le dije, al fin y al cabo se lo tendría que decir de todos modos—Pero solo te diré una.

—Para mí eso suena excelente—dijo ella muy entusiasmada.

—He considerado…y dado al caso…de que tú eres…bueno tal vez vienes del espacio o que se yo tal vez es verdad que existen los Aliens. —estaba seguro de que mi cara estaba de un rojo tomate centellante. Su rostro se tenso…pero yo estaba seguro de que ella estaba conteniendo la risa.

—Que lastima—dijo ella imitando un tono de decepción.

— ¿Lastima? Y eso…

—Es que ni siquiera te acercaste…

— ¿Ni un poquito? ¿Nada de extraterrestres o Aliens?

—No…nada de eso.

—Bueno…entonces pensare en otras y luego te las digo.

—Vale, como tú prefieras.

—Y como está tu mano Bella… ¿ya no te duele? —le dije como para seguir con la conversación.

—No. Yo te dije que solo fue un rasguño…mi piel es bastante fuerte, más de lo que yo pensaba. —ella rápidamente callo. Seguro y no debió haberme dicho eso. Y claro con eso solo aumentaba mi curiosidad…y mis sospechas.

¿Qué piel puede resistir el golpe de una furgoneta? O más bien ¿Qué cuerpo lo podrías hacer?...yo claramente sabia la respuesta, y esa respuesta hizo que se me formara un nudo en el estomago…Ninguna persona podría sobrevivir a un golpe así.

Ella se dio cuenta de que había abierto una puerta para mis sospechas entonces me miro fijamente…intente apartar la vista pero ella me siguió…al parecer quería jugar…lo que ella no sabía es que yo era un experto en el jueguitos de las miradas. Así que le devolví la mirada.

Nos contemplamos en silencio, y nos miramos fijamente durante varios minutos…que para mi fueron horas. Rápidamente me di cuenta de que la cafetería esta casi vacía, al parecer no solo fueron minutos.

—Seguro y esta vez el Profesor Banner nos pone retraso, ven vamos—dije y quise tomarla de la mano pero rápidamente reaccione y no lo hice. Ella pareció decepcionada.

—No voy a ir a esta clase Edward, anda ve tu.

—Pero…

—Pero nada…ve, aunque… si quieres podrías hacerme compañía—su propuesta fue de lo mas tentadora, pero eso ya era demasiado, si esto seguía así comenzaría a enamorarme cada vez mas de Bella. Pero si ella no sentía lo mismo, el único herido iba a ser yo…eso no lo podía permitir.

—No…mejor voy a clases…—le dije en susurro.

—Como prefieras Masen—decía ella aun con el tono seductor—Te veré luego

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