domingo, 16 de mayo de 2010

Pesadillas. secretos y Leah

Capitulo #22
Pesadillas, secretos y Leah

Me desperté por segunda vez en la noche, siempre jadeando y en busca de más aire… había tenido otra pesadilla.
-Amor? Tuviste otra pesadilla?-susurró Bella besando mi mejilla
-Más o menos-susurre volviéndome a recostar en la cómoda cama.-Cuando se acabaran estos malditos sueños… los odio…
-Shhh…Cálmate amor-Bella beso mi frente, mientras se levantaba y me traía un vaso con agua. Las estúpidas pesadillas me venían hostigando desde hace una semana…
-Que paso esta vez-murmuro Bella sentándose en el borde de mi cama, la mire, lucia hermosa con su cabello revuelto y su hermoso cuerpo desnudo completamente a mi merced. Por un momento olvide las malditas pesadillas.
-Bueno nada en realidad, esta vez soñé con Leah Clearwater ¿te acuerdas de ella?
-Claro de que si-refunfuño-La tonta que te beso… ya me la encontrare algún día y ya verá la muy per…
-Bella-la interrumpí- Soñé algo horrendo, ella estaba muy mal, gritaba, me llamaba... había sangre en todas partes tu estabas, unas personas de ropas negras intentaban alejarte de mi, luego había alguien llorando de nuevo... no se quien era exactamente, aunque en eso un horrendo perro café apareció y me salto encima.- el solo recordar a aquel horrendo animal hacia que me dieran arcadas…
-Ahhh… el perro de seguro era ella, y nadie me alejara de ti Edward... ni la misma muerte
-Bella-me senté en la cama y comencé a acariciar aquellos sedosos cabellos que siempre tenían olor a fresa.-Ella es mi amiga, no quiero estar enojado con ella.
-Bueno… pero que no te vuelva a besar o ya verá-dijo ella saltando literalmente encima de mí atacándome a besos y con eso dimos por terminada la pequeña charla.
Al otro día cuando me desperté Bella no estaba allí… aquello ya no era extraño siempre se iba rayando el alba. Odiaba que lo hiciera… que diferente seria todo cuando estuviéramos casados, ya no tendríamos que escondernos de nadie ni de nada.
Fui corriendo a el baño, me quite rápidamente mis shorts, me metí en la ducha y deje que el agua caliente mojara todo mi cuerpo… pensé en todas las actividades que haría hoy ¿ayudaría a Charlie a podar el césped? No, ¿Lo ayudaría limpiando la despensa? Definitivamente no… Aunque desde hace una semana que Charlie estaba deprimido… mi madre había vuelto a Phoenix y parecía que el la extrañaba, aunque siempre trataba de ocultarlo.
Salí de la ducha, me cepille los dientes y corrí de nuevo hacia mi habitación. Mire el reloj de mi celular, eran las 9 de la mañana, Si te das prisa estarás en La Push antes de las once… pensé y sonreí, me puse unos jeans negros desgastados, una camiseta blanca y luego una cazadora que tenia mas pinta de mantel de día de campo.
-Papá me voy-masculle mientras engullía un panecillo.
-Edward, ayer te dije que sacaras todas las cosas que no sirven del sótano-refunfuño Charlie mientras seguía luchando por abrir un frasco de pepinillos. ¿Es que ellos no se cansan de verse? , toda la semana estan así, o Bella viene a verlo o el va a verla, ya quiero que sea *Septiembre... aunque pensándolo bien no quiero realmente que sea Septiembre…
-Papá no voy a ver a Bella, voy a La Push ¿quieres que le de algún recado a Harry? Voy para su casa.
Charlie sonrió con ganas. Oh, me sorprende… de seguro y va buscar a Leah
-Solo dile que descanse, el pobre ha estado muy enfermo.
-Ok
Se podría decir que corrí hacia mi coche, encendí el motor… tardo algo en arrancar pero bueno en menos de 5 min estuve en la carretera, dispuesto a arreglar todo con mi amiga. Sentí una vibración en el bolsillo de mi cazadora. Vi el nombre de la persona que me llamaba… Alice…
-Hola Alice –conteste.
- Edward, futuro hermanito!!!!!!!!- grito Alice desde la otra línea.
-Dios Alice casi me dejas sordo-Algún día Alice y su efusividad me dejarían sordo.
-Lo siento hermanito… esto Bella me acaba de decir lo que piensas hacer, Edward me preocupa mucho que vayas allí, por alguna razón no te puedo ver. Me preocupas, no quiero que te pase nada… al menos no antes de la boda, boda que yo estoy organizando por supuesto.
-Ashh Alice estas peor que Bella, además solo estoy yendo a arreglar las cosas con una amiga
-Si… pero no digas que no te lo advertí, Ahhh y bueno llamaba para ver si te gusta más el esmoquin o el Frac…. Ah ¿te gusta el negro o el gris oscuro? A me parece que el negro contrasta mas con tu tono de piel… pero si te gusta el gris…
-Y eso?
-Pues es para tu traje…
-Alice… nose de eso… tú decide…-dije colgando la llamada. ¿Traje? ¿Frac? Faltaba demasiado para la boda… Y aun más, faltaba demasiado para el inicio de clases. Alice estaba loca.
Prácticamente quede sumergido en mis pensamientos cuando un sonido extraño dentro del coche me alerto… mierda, se me había olvidado ponerle gasolina al tanque.
-Rayos-maldije mientras me bajaba del coche. A mitad de camino y prácticamente en medio de la nada así me había quedado, rayos… como desearía que Alice tuviera una visión de esto y viniera a rescatarme.
-Maldición y ahora que!-murmure mientras me sentaba en el frio pavimento, saque mi celular del bolsillo de mi cazadora, mire la hora, eran las 12 del mediodía… mi estomago recalco eso. Y bueno para aumentar aun mas esta extraordinaria racha de “buena suerte” el cielo celeste comenzó a tornarse gris, y minias gotas de lluvia comenzaron a caer en el pavimento gris, empapando todo lo que estaba a su paso… inclusive a mí.
Lo más lógico sería que me refugiase en la comodidad de mi coche, mas no hice eso la sensación fresca y fría de las tenues gotas de lluvia impactando contra mi piel, era indescriptible.
– O un rayo te mata o lo hace un camión… – dijo alguien a mis espaldas, voltee rápidamente y entonces la vi, tan linda como siempre y con aquella sonrisa suya que la hacía tan peculiar.
– Leah Clearwater, quien iba a decir que tú andarías por estos rumbos-sonreí mientras me ponía de pie. Ella se acomodo los cabellos detrás de la oreja, parecía incomoda y algo nerviosa. Leah nunca se ponía así cuando estaba conmigo… algo estaba mal.
– Lee, estas bien te noto nerviosa…- rebusque entre sus pensamientos, algo tenía que encontrar, pero no… ella solo estaba pensando en aquel maldito beso en la playa que cambio todo entre nosotros… menea la cabeza en un burdo intento por olvidar aquellas imágenes.
– Yo? Nerviosa? Jamás-rio falsamente. – solo estaba pensando… ¿Qué haces aquí Edward? A qué rayos has venido… creí que ya no querías ser mi amigo…. Como ya no me buscas y ni siquiera me llamas aparte de que te has ido de vacaciones durante más de una semana y ni siquiera me avisas, ni me dices cuando llegas…
– Vaya- enarque una ceja-has sabido todos mis movimientos Lee, no sin asustarme o alegrarme por eso.
Una risa cruzo por su rostro, note que estaba algo más delgada y lucia el cabello más corto, aun más corto que la otra vez en la playa, sacudí la cabeza de nuevo… no podía, no tenia que recordar aquellas imágenes. Pero las malditas seguían viniendo una y otra, una y otra vez a atormentarme.
-¿Te sucede algo? Edward estas bien?-pregunto alarmada, mientras me sujetaba tiernamente la espalda, sonreí y recordé. Lee Lee y yo éramos amigos, los mejores amigos del mundo… nada podría cambiar eso, ambos nos preocupábamos por ambos, siempre lo habíamos hecho. Aunque yo no me acordase mucho de eso.
-Hey Lee, recuerdas cuando éramos niños, y yo siempre lloraba por que quería irme a casa, tu siempre me tomabas de la espalda de esta misma manera.
La mire a la cara y luego me pose directamente en sus ojos castaños, habían lagrimas.
-Por qué lloras, Lee-acaricie su mejilla pero aleje de inmediato mi mano, ella me miro sorprendida-Leah estas hirviendo, tienes fiebre, te tiene que ver un doctor.
-No es necesario-replico ella mientras miraba hacia el suelo, intente nuevamente leer sus pensamientos, pero ella no dejaba de pensar en lo mismo… aquel día en la playa.
-Ya abasta Leah no me atormentes mas-sacudí nuevamente la cabeza, odiaba tener que recordar aquello, me sentía como si estuviera traicionando a Bella, y eso dolía, dolía demasiado.
-¿Basta qué? En serio estas bien Edward?-me respondió Leah limpiándose las lagrimas que bañaban sus rostro con el dorso de su mano. Entonces me di cuenta de lo que había hecho, rayos… y yo que pensaba que podía controlar mi “extraña habilidad” para “leer mentes”
-No nada-dije mirando hacia otro lado. Ella se acerco peligrosamente a mí, me aleje un poco y ella noto esto.
-Aun no me perdonas el beso que te robé? Lo sé, soy muy ofrecida… Pero lo haría mil veces, no me arrepiento de nada de lo que hice aquel día.
-Leah… yo…
-Shhh, no digas nada… no arruinemos el momento Edward-puso uno de sus dedos en mis labios. Mire hacia el suelo… mejor no le decía nada de esto a Bella o si no me esperaba una buena regañiza.
-Bueno…-conteste alejándome disimuladamente- pero mejor charlemos dentro de mi coche, aunque ya de nada serviría ambos estamos mojados hasta la medula.-mire hacia el cielo, la lluvia había cesado, si nos dábamos prisa llegaríamos a la reserva a pie, aunque… me daba pena dejar mi coche en medio de la nada. Siendo sincero… no creo que nadie lo quisiera robar.
-No… creo que hoy no podremos hablar, tengo… esto… algo que hacer Ellos no me darán permiso, pero yo quiero ir con Edward… que hago…
-Estas dudando, vamos, no tienes nada que hacer. Hasta podríamos irnos caminando hasta la reserve, ven-le ofrecí mi mano, ella se mostro dudosa al principio pero luego…
-Bueno, pero tendremos que correr, la lluvia solo ha cesado por el momento-sonrió tomando de mi mano, su contacto era cálido, no era como la piel tibia de mi Bella, era diferente… demasiado caliente.-Tienes las manos frías-susurro mientras veía nuestras manos-Y demasiado pálidas.
-Ah, los genes de mi madre.rei sonoramente mientras nos marchábamos corriendo a través de la carretera.
Estuvimos media hora corriendo pero aun no llegábamos ¿Cuánto tiempo más faltaba? ¿Estaba tan lejos la jodida reserva? Los pies me dolían.
-Espera-dije mientras me detenía, para descansar un poco.
-Debilucho-rio ella mientras venia a mi encuentro. Que tierno se ve con su cabello todo revuelto y sus mejillas sonrosadas… no pueden ser más hermoso y perfecto de lo que ya es… Rayos Leah, solo piensas en el de esa manera, entiende el no te quiere.
Sonreí… mi amiga no cambiaria nunca.
-Dios Lee te has hecho demasiado fuerte, corres demasiado rápido y sobre todo pareces no cansarte.-se mostro algo incomoda ante mis palabras aunque disimulo no haberme escuchado.
-Ah es que estoy haciendo ejercicios… deberías hacerlos, oye me dijo Billy que habías ido a visitarle ¿Por qué no fuiste esa ves a mi casa? Te necesitaba… te necesitaba y tu no estabas allí… como siempre, el siempre piensa y vive solo para la parasito de su novia.
Aquello se sintió feo… ella me necesitaba y yo no estuve allí. Maldición Edward, eres un estúpido desconsiderado… era un amigo de verdad pésimo.
-Lo siento tanto, Leah es que mi charla con Billy no fue muy productiva del todo… así que estaba de muy mal humor, no me hubiera gustado desquitarme contigo.
-Bueno, por lo menos eres sincero-dijo ella sentándose en el pavimento, yo la imite.- te dijo algo Edward…
-Claro, somos amigos puedes decirme lo que quieras, yo prometo no enojarme.
-¿Qué es lo que le ves a la Cullen esa?
-Bueno… no sé cómo explicarte… sin lastimarte, es que ella es tan linda, es hermosa además, es la persona más maravillosa, luego de ti claro, que he conocido.
-¿O sea que es por lo físico? No creí que fueras superficial… si lo vemos desde otro punto de vista no es tan bonita…
-No lo soy…
-¿Entonces es por qué tiene dinero? Claro... esos malditos chupasangres tienen más dinero que el presidente…
-¿Qué estupidez estás diciendo? ¡Como siquiera puedes decir eso… rayos… ¿tu? Mierda… creí que eras mi amiga
-Te has enojado? Edward prometiste no hacerlo, estas comportándote como un niño. Hay Leah, la cagaste eres una estúpida.
-Es que no me gusta que la gente crea que soy un idiota Leah, no lo soy, yo sé que no lo soy... me enferma que piensen que estoy con Bella por su dinero aquello no me interesa, tú me estas ofendiendo nunca creí que tú me dirías esto.
-Pero...
-Pero nada, ya lo dijiste soy un idiota que depende de su novia.
No supe en qué momento exactamente me había puesto de pie y adrentado en el bosque. Mire hacia donde me encontraba mas no había nadie, Leah había desaparecido. Sentí el ruido de unas ramas quebrándose, mas el ruido de unos pasos viniendo velozmente hacia mí.
Luego... lo único que sentí fue un empujón tan fuertemente que me arrojo más de dos metros en el interior del bosque y logro hacerme chocar contra el tronco de un árbol.
-Ouch-gemí por lo bajo, lleve inconscientemente una mano detrás de mi cabeza, estaba sangrando.
Alce la vista y allí vi la figura de Jacob Black preparado una vez más para atacar.
-¿Qué demonios te pasa? Estás loco?-grite intentando pararme. Leah vino a mi encuentro y se paro enfrente de mí. ¿Qué rayos estaba pasando aquí?
-Jake, vete-grito Leah temblando ligeramente.
-Te ha hecho llorar Leah, es un idiota engreído y yo le voy a dar su merecido- no se podía decir que Black hablaba, gruñía, parecía un animal rabioso.
-Y a ti que mierda te importa -mire extrañado a Lee, ella no maldecía nunca o bueno, yo jamás lo había escuchado.
-Me importa y te ordeno que te apartes y me dejes darle una paliza al idiota cara pálida amante de Chupasangre, es una orden Leah.
-No, lo siento mucho Jake… deja a Edward en paz.
-Tú lo has querido así Leah.-Gruño Jacob Black acercándose con gruñidos hacia nuestra dirección.
-Leah ven vámonos de aquí, no te metas en problemas por mi culpa-cogí a Leah del brazo e intente moverla, mas ella se mantuvo estática, seguía temblando. Observe a Black, el también estaba temblando.
-Edward corre, corre lo más rápido que puedas-murmuro Leah mientras se abalanzaba hacia Black y se transformaba en un inmenso lobo gris casi plateado. Estaba prácticamente con la mandíbula desencajada… esto tenía que ser un sueño, tenía que serlo pues también Jacob Black se acababa de transformar en un enorme Lobo rojizo aun mas grande que ¿Leah? Por qué ese lobo era Leah ¿no?
Una batalla fiera se armo, el lobo rojizo se abalanzaba contra el más pequeño gris y trataba de derribarlo, pero no lo mordía, como lo hacia la gris. Leah me había dicho que corriera pero dudaba que en este momento mis piernas me respondieran, lo único que atine hacer fue retroceder unos patéticos pasos más atrás.
Los segundos me parecieron horas, todo pasaba tal y cual pasa en las películas… en cámara lenta, dentellaos por aquí, rugidos horrendos acompañados por aullidos lastimeros, cerré mis ojos con fuerza, tal vez así despertaría de este sueño tan horrible, para cuando me di cuenta los lobos gigantescos desaparecieron en la espesura del bosque, mis parpados me pesaban, me toque la nuca de nuevo, cada vez sangraba mas.
-Ya se está despertando?
-No aun no, le pusiste un trapo sucio en su nuca? Rayos Embry hasta yo sé que eso es antihigiénico, infectaras la herida.
-Lo siento Seth, no sabía que eras tan perfecto… no mas no te doy una por que se que Leah debe seguir cabreada y tal vez me toque una buena golpiza luego a mí.
-A callar, le vas a despertar…
-Oye Seth, ahora que aremos tu hermana ha roto las reglas, Dios como le puede gustar este saco de huesos pálido, además me duele la nariz…este apesta a sanguijuela.
-Cállate, mira está reaccionando.
Había reaccionado desde hace rato idiotas, mas sus tontas platicas me divertían. Eso pude haberles dicho ¿Quiénes rayos eran estas personas? La voz de uno se oía algo infantil y la voz de la otra persona era un tanto más ronca y gruesa.
-Mi cabeza-murmure, abrí los ojos, me hallé con dos rostros mirándome curiosamente. Me hice para atrás, entonces me di cuenta de que estaba sentado en algo que parecía ser un sillón de piel.
-Mi nombre es Seth, mucho gusto-me saludo un niño de melena larga y oscura. Tenía un parecido extraordinario con Leah.
-Oye tonto… no hables con el enemigo-el joven que le acompañaba le dio un codazo. ¿Yo? ¿Enemigo? ¿De quién? Que yo sepa jamás había visto a estas personas.
-¿Quiénes son ustedes?-dije levantándome del sillón. Rayos la cabeza me iba a explotar.
-Yo soy Embry, el es Seth… ¿tu quien eres?
-Yo soy Edward Masen… lo siento pero no creo conocerles, lo mejor sería marcharme
-Ah no, tú no te vas de aquí hasta que te cure-dijo en voz alta una joven mientras salía ¿de dentro de la una casa? Donde rayos me encontraba… mierda, me esperaba una buena regañiza.
La joven era muy hermosa aunque tenía una fea cicatriz que cruzaba por su hermoso rostro. Tendría unos 23 o 24 años, no le pondría más.
-Hey… ya me estan mirando la cicatriz… es que no pueden dejar de hacerlo nunca.
-Lo siento-murmure apenado. La muchacha se puso colorada y sacudió la cabeza, pensó que lo había dicho en voz alta mas solo yo sabía que no había sido así.
-¿Y bien? ¿Te vas a dejar curar?-sonrió ella mientras agarraba un improvisado botiquín color crema.
-Bueno-murmure por la bajo. La amable joven curo y limpio la herida de mi nuca, todo lo hizo con el máximo cuidado posible. Como para que yo no sufriera.
-Mi nombre es Emily, soy la prima de Leah, estos dos tontos te trajeron hasta aquí. Te estabas congelando en el bosque ¿puedes creer con qué facilidad cambia el clima por aquí?
No dije nada, solo me limite a escucharla, aunque bueno ni eso hacia…
-Tienes una mancha en el cuello, veré si la quito con el alcohol.
Me tense en aquel instante… eso no era un mancha, ella jadeo.
Una marca de mordida… pero… ¿cómo?
-Lo del cuello… me lo hice de pequeño, es un simple rasguño que se fue infectando hasta quedar así.
-Ah ¿un rasguño? Como es que… ya basta Emily estás viendo cosas donde no las hay, si lo hubieran mordido el ya sería uno de ellos.
Los jóvenes se mostraron interesados con nuestra charla.
-Sí, eso no parece un rasguño, ven a verlo Embry-el muchacho llamado Embry se acerco y comenzó a apuntar la cicatriz en forma de medialuna.
Unos gritos y risotadas me salvaron de milagro. Visibe unos cuerpos extraordinariamente musculosos saliendo entre el follaje. De último, salió Leah, acompañada de aquel maldito…
-Amor-grito uno de ellos corriendo hacia nosotros, lo reconocí, era el muchacho que una vez vi en la playa.
-Hola Sam-sonrió Emily mientras se acercaba para abrazar al que supuse que sería su novio.-Ya conoces a Edward? Es el amigo de Leah.
Sam me tendió la mano, mas yo no sé la estreche. Todo esto me confundía aun más ¿Quiénes eran estos tipos? ¿Qué seguía yo haciendo aquí?
-Huraño, bastante por lo que veo-murmuro Sam sonriendo mientras se sentaba en una baranda de madera.
-Oye Em ¿Qué hay de comer?-dijo uno de los nuevos muchacho que acabaña de llegar. Este era algo más bajo de Sam, pero igual de musculoso. Eran en total 5 los que acaban de llegar, todos lucían casi igual.
Observe discretamente a mi alrededor, esto lucia como una especie de cabaña, el porche era de madera con barandas de madera gruesa por toda su longitud.
Los últimos en llegar a la casa fueron Leah y Jacob, venían sonrientes, como si nada hubiera pasado, oh Dios como me gustaría pensar que así era.
-Edward-grito Leah soltándose del agarre de Jacob para venia a mi encuentro, yo ya me encontraba de pie. Sentí el cálido, quizás demasiado, abrazo de Leah. Mire hacia la dirección de Jacob, este contrajo el rostro de dolor. O serian más bien de celos.
-Estas bien?-murmure separándome levemente de ella para observarla.- No te ha pasado nada, estas.
Aquello no era una pregunta, era una afirmación, Leah no lucia ningún rastro de herida. Ella asintió con miedo, observando la tensa actitud de todos, en aquel gran porche.
-Tenemos que hablar, ven-dijo tomándome de la mano. Entonces algo se me vino a la mente. El maldito, estúpido, imbécil de Jacob “idiota” Black.
-No sin antes hacer algo-me zafe del agarre de Leah y me dirigí tres escalones abajo, junto a un Ford viejo, allí estaba parado Jacob Black.
-Tu maldito idiota-grite apuntándole con un dedo, en ese instante una muralla de cuerpos estuvo frente a mí. Todos los recién llegados, a excepción de Sam, Embry y Seth.
-¿qué quieres? –gruño él a través de la muralla humana.
-Tenemos una cuenta pendiente, Black- me lleve una mano a la nuca, la herida había vuelto a sangrar.- Te matare por lo que le hiciste a Leah.
-Edward espera, no hagas nada- chillo Leah jalándome del brazo.- ven vámonos.
-Tú ni siquiera podrás tocarle un pelo, antes yo te mato - escupió uno de ellos, el que tenía la cara más agria de todos.
-Por favor, hay que controlarnos-sugirió Sam a los demás. Nadie me iba impedir darle su merecido al idiota de Black.
-Estoy a tu merced, Amante de asquerosas Sanguijuelas.- rio Black cruzándose de brazos.
-A mi merced? No lo creo, te escudas en tu pandilla y me dices que estas a mi merced? Estarás a mi merced cuando mi puño este en tu estúpida cara.-Una lluvia de insultos de parte de 4 chicos vino hacia a mí, no me importo.
-A callar todos-grito Emily haciendo que todos se calmasen-Leah llévate a Edward, Edward ve con Leah por favor, estos… pues estos se estan comportando muy mal hoy.
Asentí a mi pesar. No rezongaría con Emily, ella me caía bien, al igual que los dos muchachos que me habían recogido del bosque y traído aquí.
-Gracias por todo Emily, y a ustedes también muchachos- dije en voz alta, rayos aun quería partirle la cara a Jacob, nadie, nadie… podía tocarle siquiera un pelo a una mujer., menos a mi amiga Leah.
-De nada, ahora vete antes de que ya no pueda controlar más a esta jauría- la voz de Emily parecía calmarlos. Se le enfrento a Jacob, no lo puedo creer… y no tenía miedo I-N-C-R-E-I-B-L-E
Junto con Leah llegamos a una especie de sendero… aun me encontraba furioso.
-Oye no has hablado en todo el trayecto-murmuro ella
-No tengo nada que decir
-No vas a preguntarme qué fue lo que paso? O algo por el estilo
-No… todo está muy claro para mí.
-Es que Edward yo tengo que explicarte
-Shhh-me pare enfrente de ella y puse un dedo en sus labios.- No tienes que hacerlo Leah, yo ya saque mis propias conclusiones.
-No te da miedo? Debe tenerlo por eso no dice nada… rayos lo perdí de nuevo.
-No tengo miedo- dije enfadado- No me has perdido tampoco, solo… solo déjame pensar Leah
-Como supiste lo que yo…
-Yo también tengo secretos ¿ok?
-Vale… no te enojes
-¿Miedo? ¿Yo? Tengo una novia Semivampira por si no lo sabías, y mi mejor amigo es un vampiro… algo idiota pero un vampiro al fin y al cabo y mi cuñada es una loca vampira que no está dejando de hacerme timbrar el celular.
Ella rodo los ojos, he hizo una mueca de disgusto.
-No nos compares… yo… comparada con eso… que asco.
-No lo hago, solo digo que si tú te transformas en un lobo o lo que sea que seas no me importa… bueno, creo que no…
-Sabes nuestro secreto Edward, y lo más gracioso es que no tienes miedo-rio ella con enfado.- Es algo tonto… pensé que me odiarías por no… pensé que tu… ¿en serio no te asusto?
-Ya te dije… jure que nada me afectaría desde esa ve que fui a Brasil y conviví una semana con los Cullen
-Brasil? De que pendejada está hablando?
-Si… allí fui de vacaciones, sabes Brasil es un lugar muy lindo, muy pintoresco… en especial la playa de Rio, es espectacular
-Mierda Edward-Me corto de repente-, podrías concentrarte un minuto, estamos hablando que soy una especie de Licántropo y tu… te pones a hablar de eso. Que estupidez.
-No te das cuenta de que es la única manera en la que puedo estar cuerdo Leah?-dije de repente seriamente- Mi novia es una especie de vampiro, ok… no me afecto mucho, lo entendí… es más me pareció sexy, pero ¿tu? Mi mejor amiga… ¿un lobo? Dame un respiro, además creo que el golpe en la cabeza me afecto.
-Ah vale Aun en estos casos piensa en su “sexy chupasangre asquerosa” cuanto la odio… maldita.
-No le digas así-murmure-Ello no es una asquerosa chupasangre, Leah tu y yo no podremos ser amigos hasta que entiendas que Isabella está en mi vida.
-Aun no sé cómo haces eso-ella cambio de tema repentinamente.
-¿Hacer qué?
-No sé cómo se llama… es como si me leyeras la mente o algo parecido.
-Ah…
-Tú no me quieres decir ¿no es así? No me tienes confianza
-No es eso… es que esto es largo de contar.
-Anda dime ¿puedes leer mentes?-sonrió al decir esto, rodando los ojos y pensando que era una estúpida.
-Leah, te lo diré otro día, te lo juro…
Ella sonrió con pesar, sabía que conmigo no se podía entrar en razón. Llegamos a la casa de Leah media hora después, Sue, la madre de Leah me hizo el favor de limpiarme nuevamente la herida y de vendarme, luego de eso me invito una especie de comida de lo más rara. Nos fuimos a sentar afuera, el clima había mejorado levemente, ya no hacia frio, es mas se podría decir que el aire era cálido.
Más tarde, me di cuenta de que el sol se ponía, el crepúsculo caía nuevamente sobre la cuidad, haciendo que el buen clima desapareciera. Saque mi celular del bolsillo de mi cazadora… 32llamadas perdidas, solo de Alice y otras 50 de Bella. Me esperaba una regañiza cuando llegase a casa.
-Me tengo que ir
-Pero… no, quédate, aun no anochece te lo ruego aun tenemos que hablar de varias cosas ¿Cómo es que adivinas lo que pienso? O es que a veces hablo en voz alta… no entiendo
-Te dije que luego… maldición me espera una buena regañiza en casa.
-Yo te llevo, me olvide decirte que mi hermanito y Embry recogieron tu auto pero lo llevaron a casa de Quil.
-Ni idea de quien sea ese-exclame preocupado por mi coche
-Tu coche está en buenas manos, pasa mañana a recogerlo, ven vamos-me tomo de la mano y me ayudo a pararme.
-Pareces pirata-sonrió ella un muy sexy pirata.
-Los piratas tiene parche en el ojo, yo solo estoy vendado… ah y gracias a tu mamá
-Si mi madre se lleva todo el crédito ¿no?-rio-Yo también ayude a vendarte.
-Vale, 50/50
-Ok
Llegamos a mi casa en 1 hora exactamente, eran las 7:45 PM. No era tarde, para mí era muy temprano.
-Bien, me voy-sonreí mirando los hermosos ojos oscuros de Leah. Ella me devolvió la sonrisa y asintió.
-Cuídate, no te olvides de pasar por tu coche-Me acerque a ella para darle un beso en la mejilla, cuando en eso alguien toca el vidrio de la ventana del coche de Leah. La sangre de las venas se me congelo en aquel instante, si era Bella no quería ni siquiera ver lo iba a pasar.
-Hola Charlie-le saludo Leah bajando el cristal.
Mi padre, de lo que me había salvado.
-Ah, hola Leah… Hey tu muchacho-dijo mirándome a mi-Ese teléfono no ha dejado de sonar desde hace una hora… creo que deberías llamar a alguien. Hay la que le espera al pobre.
-Si-asentí abriendo la puerta del coche y bajándome de él.
-Ashh Charlie, deja que se divierta… parece un anciano que para de su casa para el instituto o si no es de allí va donde los chu… digo Los Cullen, deja que nos visite más seguido.
-Vale-sonrió Charlie, Leah se despidió de mí con una seña cariñosa.
Al entrar al calor de mi hogar me sentí yo de nuevo, me sentí Edward… el que necesitaba darse ahora una ducha urgente.
-Vas a cenar? Ordene Pizza-grito mi padre desde el piso de abajo.
-No, tengo sueño-grité, para mi suerte Charlie no se había dado cuenta de la venda, o si lo había hecho no me había dicho nada.
Cuando salí de la ducha, me sentí el mismo Edward rutinario de siempre… era extraño cuando estaba en la casa de Leah me sentía diferente, me sentía rebelde tal y como un adolescente, que tonterías digo… Soy un Adolescente.
Abrí la puerta de mi puerta de mi habitación aun riéndome de lo tonto de mis pensamientos, cuándo una voz seca, e iracunda me recibió.
-Buenas noches, Edward… ¿Qué tal el paseíto?
Era ella, mi Bella y no se encontraba para nada feliz. Rayos, tendría que ir pensando en algo pero rápido.

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