lunes, 9 de noviembre de 2009

CARLISLE

wiii al fin akii les dejamos el siguiente capitulOO!!!


CARLISLE

Bella y yo nos dirigimos hacia lo que según yo recordaba, era el despacho de Carlisle. Ella golpeo levemente la puerta dos veces.
—Adelante —nos invitó la voz de Carlisle.
Bella abrió la puerta lentamente, se veía que disfrutaba de mi nerviosismo. Y si que lo estaba, es mas no fui consiente de lo que había alrededor.
Carlisle estaba sentado en un lujoso sillón de cuero detrás del elegante escritorio de madera. Acababa de poner un marcador entre las páginas del libro que sostenía en las manos. Eché un vistazo a su biblioteca, allí había mas libros de los que yo había visto en toda mi vida.
— ¿Qué puedo hacer por ustedes muchachos? —nos dijo en tono agradable mientras se levantaba del sillón. Bueno tendré que ver mas tarde lo de aquella cirugía.
—Solo quería que le contaras a Edward un poco de nuestra historia —contestó Bella haciendo un sexy puchero—. Bueno, en realidad… tú historia.
—Si esta ocupado… no se moleste —me disculpé leyendo sus pensamientos.
—En absoluto. —dijo el mirándome profundamente—Esto, Bella… Alice te esta buscando, la oigo llamarte ¿Por qué no vas a ver que quiere? Bueno Edward, tenemos que hablar.
Me quede helado… Carlisle lo sabía.
—Pero… —contestó Bella mientras se ponía tensa.
—Anda, ve. — Dijo Carlisle calmadamente—Yo le cuento todo a Edward, no me saltare ningún detalle. Por favor dile que se vaya, a menos que quieras decírselo.
—Bella, anda ve. No hagas esperar a Alice. —dije fingiendo una tranquilidad que no tenia.

—Bueno, pero no tardare. —dijo mientras escaneaba a Carlisle con la mirada. Entonces ella salió torpemente casi tropezando con la alfombra blanca del despacho.

Carlisle me miraba con detenimiento, yo estaba completamente nervioso. Ahora ya eran dos las personas que sabían mi secreto.
—Por que no te sientas Edward. Bueno, a menos que quieras estar de pie.
—No, prefiero sentarme—dije mientras me sentaba en un sillón de color blanco que estaba cerca de la terraza.
Prefiero que todo esto sea mental —pensó. —Supongo que si no se lo has dicho a nadie debe de ser por alguna razón.
—A… bueno Alice fue la primera en enterarse.
No ella no fue la primera—dijo el sonriéndome para que me tranquilizara un poco.
—Ah… pero yo creí que…
Lo supe el día del accidente, el día que casualmente respondiste a mis pensamientos, claro que se hubiera visto raro si es que te preguntaba allí ¿no?
—Pues si… pero usted no le dijo nada a Bella ¿Por qué?
Tú debes decirle, tú eres el que lo esconde. Además parece que a Alice le agrada mucho que seas un lector de mentes. Dice que eres su confidente.
—Ah si eso — me estremecí un poco. Toda aquella situación era de lo más rara. —No le digas nada, además yo no puedo “leer la mente” de Bella, no se porque, pero no puedo.
tengo una teoría… debe ser por lo de su don…ella ya te dijo que
—Que es un escudo? Si ya me lo dijo.
Su relación… es peligrosa, mas para ti que para nosotros. —pensó el mientras miraba hacia un cuadro que estaba colgado en la pared.
—No me alejare de ella… al menos no hasta que ella me lo diga. —dije algo molesto.
No te enojes, no me opongo a su relación. Me gusta que mi hija sea feliz, y si tu eres su felicidad pues ya te veo como de la familia—detuvo sus pensamientos un momento y luego continúo—Me preocupa tu padre, Charlie es un buen hombre…y no quiero imaginarme su reacción si es que Bella te lastima o si en el peor de los casos te mata.
—Ese es muy mi problema Carlisle… no quiero faltarte el respeto pero…
Lo entiendo, no creas que no. Se lo que es estar enamorado de una humana. Ame a Esme aun antes de que la convirtiera. Aunque bueno, ella no me correspondiera en ese entonces.


— Yo aun no creo que ella me ame… es que Bella es tan linda que… —inquiri feliz.
La puerta se abrió de un sopetón y entonces vi a Bella vestida con una falda verde y un suéter color azul. Era la mismísima visión de un ángel.
—Carlisle, ya dile a Alice que me deje en paz… mira como me vistió!! —grito ella enfadada.
Ojala y no haya escuchado nada. Pensó Carlisle.
—Ya le contaste a Edward la historia? —pregunto Bella intentando disimular su berrinche, sus mejillas ahora lucían de un hermoso color rosado.
—Lo siento —replicó—, pero de hecho llego tarde. Han telefoneado del hospital esta mañana. El doctor Snow se ha tomado un día de permiso. Además a Edward le va a aburrir la historia —añadió, dirigiéndome una gran sonrisa. Si vienes otro día te la cuento, cuida de mi pequeña Edward, ella es nuestra alegría. Yo se que tu sabrás ponerle limites ya que ella parece que a veces no los tienes…ah y con respecto a Alice… lo siento a veces ella es muy efusiva.
Cuando Carlisle se marcho, Bella salto a mis brazos… si enserio salto.
—Te extrañe—susurró ella en mi oído.
—Bella, estamos en tu casa y me da pena con tu familia. —dije mientras ella comenzaba a acariciar mis cabellos.
No podíamos tener estas demostraciones de amor aquí…con toda su familia allá abajo.
—Y esa pintura—dije como queriendo distraerla.
Bella se quedó con la mirada ausente durante bastante tiempo. Dio unos golpecitos en la enorme pintura que teníamos delante con el dedo.
—Carlisle estudió en Italia cuando descubrió que allí había otros. Eran mucho más civilizados y cultos que los demás que conoció
Rozó a un cuarteto relativamente sereno de figuras pintadas en lo alto de un balcón que miraban con calma el caos reinante a sus pies. Estudié al grupo con cuidado y, con una risa de sorpresa, reconocí al hombre de cabellos dorados. Carlisle.
—Los amigos de Carlisle fueron una gran fuente de inspiración para Francesco Solimena. A menudo los representaba como dioses —rió entre dientes—. Aro, el líder, Marco, el aburrido, Cayo el mas imbécil—dijo conforme iba señalando a los otros tres, dos de cabellos negros y uno de cabellos canos——, Los muy malditos… los odio.
— ¿Qué fue de ellos? —pregunte extrañado por su reacción.
—Siguen ahí, como llevan haciendo desde hace quién sabe cuántos milenios —se encogió de hombros—. Carlisle sólo estuvo entre ellos por un breve lapso de tiempo, apenas unas décadas. Admiraba profundamente su amabilidad y su refinamiento, pero persistieron en su intento de curarle de aquella aversión a su «fuente natural de alimentación». Ellos intentaron persuadirle y él a ellos, en vano. Llegados a ese punto, Carlisle decidió probar suerte en el Nuevo Mundo. Soñaba con hallar a otros como él. Ya sabes, estaba muy solo.

«Transcurrió mucho tiempo sin que encontrara a nadie, pero podía interactuar entre los confiados humanos como si fuera uno de ellos porque los monstruos se habían convertido en tema para los cuentos de hadas. Comenzó a practicar la medicina. Pero rehuía el ansiado compañerismo al no poderse arriesgar a un exceso de confianza.
«Trabajaba por las noches en un hospital de Chicago entonces fue cuando encontró a mi madre… fue exactamente el día del incendio... el ya había visto a mi madre con anterioridad. Ella fue a verlo un mes antes de lo del incendio… ella se quejo de dolores en el vientre, nadie había sospechado que mi madre tenia encuentros amorosos con un vampiro. Ni siquiera Carlisle. Ella solo estuvo embarazada un mes… Carlisle la encontró tirada a las afueras del hospital, el incendio ya había comenzado… todos gritaban, y entonces fue Carlisle quien me vio nacer…desde entonces estoy con el…
Ahora, cuando dejó la frase inacabada, su voz era apenas un susurro. Aquello parecía dolerle.
Una angelical sonrisa iluminaba su rostro cuando se volvió hacia mí.
—Y así es como el se convirtió en mi padre —concluyó.
—Entonces, ¿siempre has estado con Carlisle?
—Si, con el y con Esme.
Salimos del despacho y caminamos sin rumbo, tomados de las manos. Contemplándonos mutuamente.
Nos habíamos detenido frente a la última puerta del vestíbulo.
—Esto…Mi habitación —me informó al tiempo que abría la puerta y me hacía pasar.
Era un lugar muy acogedor, millones de veces más lujoso que mi vieja habitación. Tenía una colección de novelas sorprendente.
— ¿Jane Austen? —dije mientras tomaba un libro en mis manos
Bella rió entre dientes y asintió con la cabeza. Estaba nerviosa.
—Aún sigues esperando que salga huyendo ¿verdad?—supuse
Una ligera sonrisa curvó sus labios y asintió.
—Disfruta de la decepción Bella —dije sonriéndole—: Un cachorro me da más miedo.
Se detuvo fingiendo indignación y arqueó las cejas con manifiesta incredulidad. Una sonrisa ancha y traviesa recorrió su rostro.
—Edward… no deberías haber dicho eso.
Ella se aproximo lentamente hacia mi… de forma seductora… mi corazón empezó a palpitar desbocado.
—Bella…
—No deberías haberlo dicho.
De repente se abalanzo hacia mí sujetándome por la camisa, haciendo volar unos cuantos botones por el aire. Me empezó a besar el cuello, aunque la palabra besar no era correctamente exacta. Ella se quito el pequeño saco negro que tenia y lo arrojo hacia el otro extremo de su habitación. Agarro mis manos y las puso en su cintura. Sentí que mi corazón iba a salirse de mi pecho. Recordé entonces las palabras de Carlisle. Yo se que tu sabrás ponerle limites ya que ella parece que a veces no los tienes…
—Ya Bella para—grite fuertemente, haciendo que ella se echara a reír.
— ¿Qué era lo que decías? —preguntó acariciándome los cabellos.
—Eres aterradora… Me das tanto miedo que me voy a desmayar—repliqué sarcásticamente.
—Mucho mejor —aprobó.
—Esto... —forcejeé intentando quitar mis manos de su cintura——. ¿Puedes soltar mis manos?
Se limitó a reírse.
— ¿Se puede? —preguntó una voz que parecía proceder del vestíbulo. Edward… ¿Qué estaban haciendo? Jeje.
Bella se sentó en mis piernas aun sin soltarme las manos. Entonces vi en el vestíbulo a Alice y a Jasper detrás de ella. Me puse tan nervioso, pero Bella parecía a gusto.
—Pasa Alice —contestó Bella, que aún seguía riéndose discretamente.
Alice no pareció hallar nada inusual en nuestro abrazo y seguía torturándome con sus pensamientos. Caminó —casi bailó, tal era la gracia de sus movimientos— hacia el centro del cuarto y se dobló de forma sinuosa para sentarse sobre el suelo. Jasper, sin embargo, se detuvo en el umbral un poco sorprendido. Quita las manos de mi hermanita… pervertido... si tan solo pudiera acercarme a ti... te mataria.
Clavó los ojos en el rostro de Bella. Si supiera Jasper que era Bella la que se negaba a liberar mis manos de su cintura.
—Bella, parecía que ibas a almorzarte a Edward —anunció Alice—, y veníamos a ver si la podíamos compartir. Espero que sepas en que sentido hablo Edward. No me malentiendas… solo quiero hacer rabiar a Bella.
—Lo siento Alice. No creo que haya bastante para compartir —ahora rodeándome con sus brazos.
—De hecho —dijo Jasper, sonriendo a su pesar cuando entró en la habitación—, Alice anuncia una gran tormenta para esta noche y Emmett quiere jugar a la pelota. ¿Te apuntas? El olor… el olor…. Mierda, el huele muy bien.
Los ojos de Bella se iluminaron, pero aun así vaciló.
—Traerías a Edward, por supuesto Ahí va Jasper, para que aprendas a tratar a Edward… Bien. —añadió Alice jovialmente. Había creído atisbar la rápida mirada que Jasper le lanzaba.
Alice estas loca, como demonios puedes hacerme eso.
— ¿Quieres ir? —me preguntó Bella, animada y con expresión de entusiasmo.
—Bueno… yo creo que si—no podía decepcionar a un rostro como ése—. Eh, ¿adonde vamos?
—Hemos de esperar a que truene para jugar, ya verás la razón —me prometió. -¿Necesitaremos un paraguas?
Alice y Jasper se rieron.
— ¿Lo van a necesitar? —preguntó Jasper a Alice.
—No; —estaba segura—. La tormenta va a descargar sobre el pueblo. El claro del bosque debería de estar bastante seco. Huy van a pasar mas tiempo juntos… desearía poder ver su futuro… pero si no se puede ni modo.
—En ese caso, perfecto. Dije al leer los pensamientos de Alice.
—Vamos a ver si Carlisle quiere venir.
Alice se levantó y cruzó la puerta de un modo que hubiera roto de envidia el corazón de una bailarina.
—Como si no lo supieras —la pinchó Jasper. Alice y sus bromistas futuristas… que le voy a hacer, así es el amor.
Ambos siguieron su camino con rapidez, pero Jasper se las arregló para dejar la puerta discretamente cerrada al salir.
— ¿A qué vamos a jugar? —quise saber.
—Nosotros solo vamos a mirar —aclaró Bella—. Ellos jugaran al beisbol.
Levanté los ojos hacia el cielo, imaginándome a Bella jugando Beisbol. No podía.
— ¿Tu juegas Beisbol?
—Me mataría… soy demasiado torpe, pero ellos son geniales —me replicó con burlona solemnidad.

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esperemos les guste chiikas comenten Ok!!!
ii este es el liink de fanfiictiion para ke tambiien dejen sus reviews
http://www.fanfiction.net/u/2132783/Lolita15

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